Muchos propietarios creen que su propiedad no se vende porque "no la vio la inmobiliaria correcta" o "falta publicidad", cuando en realidad el verdadero problema es el precio fuera de mercado.
- Una propiedad publicada un año al mismo valor sin vender, seguirá sin vender, aunque pase por diez inmobiliarias distintas.
- Cambiar de agente sin cambiar de estrategia es repetir el mismo error con otro uniforme.
- El mercado no se mueve por capricho del dueño, se mueve por demanda real y precios competitivos.
- Si hoy no la compró nadie a 250, mañana tampoco lo harán tú ni tus amigos. El precio correcto no lo define el propietario, lo define el mercado.
- Cuando un propietario no acepta la recomendación profesional, el agente debe elegir: seguir perdiendo tiempo o enfocarse en propiedades que sí tienen viabilidad de venta.
- Y cuando el propietario dice: “Si bajo el precio, mejor lo vendo yo”, la respuesta profesional es clara:
-
No se trata solo de bajar el precio, se trata de tener una estrategia integral de venta: marketing digital segmentado, calificación de clientes, manejo de negociaciones y asesoría legal para cerrar la operación sin riesgos.
-
La exposición y confianza que brinda un agente especializado permite llegar a compradores reales y solventes en menos tiempo.
-
Un inmueble mal gestionado directamente por el propietario puede terminar con menos visibilidad, más desgaste y hasta riesgos legales por no filtrar correctamente a los interesados.
-
El agente no solo consigue clientes, sino que maximiza la probabilidad de vender en el precio óptimo y con seguridad jurídica.
- Por eso, asesorarse bien desde un inicio es la mejor inversión: evita perder un año probando precios irreales y ayuda a tomar decisiones basadas en datos del mercado, no en suposiciones.
- Recuerda: en el negocio inmobiliario, tanto propietarios como agentes deben ser aliados de la realidad, no de la ilusión.