¿Con qué cara vas por la vida?

Cuando era chica un tío decía a todo el que estaba con cara de pocos amigos: “¿Esa es tu cara o has chupado limón?” No sé cuántos de ustedes la habrán escuchado, yo innumerables veces (y cuando eres adolescente, vaya que esa es casi la única cara que tienes). Si pensamos bien, ¿cuántas personas pueden hacernos esta pregunta cuando entramos a una reunión de trabajo, tomamos una conversación o regañamos porque las cosas no salieron como esperábamos?

Uno de los pasos fundamentales para elevar tu potencial y, sobre todo, tu felicidad es tomar conciencia, monitorear y gestionar tu actitud y su impacto en el desempeño que tiene en el trabajo, familia y relaciones en general.

Normalmente no tenemos un nivel de conciencia sobre la actitud que llevamos en las distintas actividades diarias. Vamos por la vida reaccionando a lo que “nos pasa”: al tráfico, lo que nos dijo el jefe, tu pareja, un amigo, y seguimos avanzando sin lograr dar tregua a este torbellino. Pasamos de una conversación complicada y con las emociones revueltas a la siguiente reunión, sin darnos un tiempo para reflexionar y decidir de qué manera vamos a manejar nuestra actitud, qué energía queremos proyectar a partir de ese evento y cómo queremos relacionarnos con el mundo. Es así que muchas veces un mal día termina siendo uno aún peor.

La actitud es TODO. Tu actitud define la manera como percibes el mundo y también la manera como eres percibido.

Todos tenemos momentos difíciles, dolores emocionales, dolores físicos, frustraciones. Éso es ineludible. La clave es darte cuenta que lo importante no es lo que sucede, sino cómo respondes a lo que te sucede. Nuestra mente y los diálogos internos definen cómo vas a presentarte ante el mundo y tú tienes poder sobre esa programación. Lo que metas a tu mente inevitablemente es lo que saldrá. Los diálogos internos generarán actitudes y tu actitud es la manera como te sientes y relacionas con las personas y situaciones (el loro interno). Tus acciones son un reflejo de tu actitud y a su vez ésta genera la reacción de los que te rodean. Tu decides si quieres hacer de esto un círculo vicioso o más bien uno virtuoso.

¿Quieres tener una vida más feliz? ¿Quieres lograr mejores resultados en lo que te propones? Empieza a tomar conciencia de tu actitud. Todos tenemos opciones y también diálogos internos que potencian o limitan nuestra manera de actuar. ¿Cómo están siendo tus conversaciones internas? ¿Qué te dices en privado? Revísalo. Puede que inconscientemente te estés saboteando y casi sin darte cuenta eso es lo que está saliendo en todas tus acciones.

Los golpes, las dificultades y las experiencias negativas son una realidad, suceden todos los días. Es tu actitud lo que hará que una situación sea positiva o negativa. Es momento de darnos cuenta que estamos en control de lo que pensamos y sentimos.

La próxima vez que estés en una situación incómoda, detente, reflexiona y decide qué actitud vas a tomar para lo que te queda del día, decide con qué cara vas a ir por la vida y cómo quieres relacionarte con las personas que te rodean y con las metas trazadas.

El tomar control de tu actitud y de tu estado mental te llevará a mejores resultados y, sin duda, a una vida con mayores satisfacciones. Así que, a partir de ahora, ¿con qué cara decides ir por la vida?

Fuente : Virna Vitteri